Los números de 2011

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un reporte para el año 2011 de este blog.

Aqui es un extracto

La sala de conciertos de la Ópera de Sydney contiene 2.700 personas. Este blog fue visto cerca de 17.000 veces en 2011. Si fuese un concierto en la Ópera, se necesitarían alrededor de 6 actuaciones agotadas para que toda esa gente lo viera.

Haz click para ver el reporte completo.

La Conjura de Siboney en El Baluarte de la Hispanidad

El prestigioso blog de actualidad política, social y literaria El Baluarte de la Hispanidad, ha publicado una elogiosa crítica sobre La Conjura de Siboney, de Eduardo Martínez Viqueira:
Eduardo Martínez es un experimentado Oficial de la Guardia Civil al que le gusta la historia y escribir. Ha juntados estas tres pasiones en este su tercer libro, la primera de sus novelas. La conjura de Siboney, publicada por Delibrum Tremens, cuenta la historia de un joven oficial, primero teniente y después capitán, de la Guardia Civil que va destinado a Cuba en 1874.

El resto de la reseña pueden seguirla aquí.

 

La Guardia Civil te desea Feliz Navidad

Me han pasado este vídeo y me gusta, así que quiero compartirlo con todas las personas de bien que piensen igual. La Guardia Civil y yo os deseamos a todos FELIZ NAVIDAD.

 

La Conjura de Siboney en Todoliteratura.es

La prestigiosa web de crítica literaria Todoliteratura.es ha publicado una interesante entrevista al autor de la novela La Conjura de Siboney:

 

“Que los protagonistas de la trama sean guardias civiles contribuirá a dar otro aire a la novela que actualmente se lee en España”. Entrevista a Eduardo Martínez.

Eduardo Martínez Viqueira (Pontevedra, 1963) acaba de publicar La Conjura de Siboney, su primera novela, con De Librum Tremens Editores. Realmente se trata de un escritor singular, por cuanto no es habitual encontrarnos a todo un teniente coronel de la Guardia Civil haciendo uso de una ya acreditada pluma en el campo literario y, lo que es más difícil, sacar tiempo del escaso que le resta, tras su absorbente trabajo profesional y las obligaciones familiares (está casado y tiene tres hijos), para sentarse ante el teclado de su ordenador y plasmar sus vivencias, su trabajo de investigación o sus facultades narrativas.                                                
Esta novela no es su primera experiencia literaria: en 2005 había ya publicado Recuerdos de Irak, un interesante ensayo en el que exponía sus experiencias a lo largo de los cuatro meses –entre agosto y diciembre de 2003- que permaneció de misión en Irak; en especial, todo lo relacionado con la seguridad de aquel país en aquellos convulsos momentos y su labor de supervisión de la Policía iraquí; pero donde más ha volcado su conocimiento profesional de la Institución a que pertenece, y que dice “amar profundamente”, es en el Atlas Ilustrado de la Guardia Civil, que acaba de publicar Susaeta, y que pretende ser un completo compendio de carácter divulgativo sobre la historia, organización, uniformes, armamento y cómo ha evolucionado el Cuerpo en el cumplimiento de todas las misiones que tradicionalmente se le han encomendado.

 Pero volvamos a La Conjura de Siboney: una compleja trama policíaca en el ambiente bélico de la Guerra Grande de Cuba, un oficial de la Guardia Civil que recibe el encargo de investigar una serie de asesinatos, una peligrosa organización secreta, y todo ello contado con una pluma muy ágil, que sorprende por su frescura y, al mismo tiempo, la hondura de los diálogos y el rigor de la ambientación histórica.

Pueden seguir leyendo la entrevista aquí.

Atlas ilustrado de la Guardia Civil

Eduardo Martínez Viqueira

Editorial Susaeta. Madrid, 2010. 286 págs.

ISBN: 9788467709551

Tras la Guerra de la Independencia y, más tarde, las Guerras Carlistas, la población española tuvo que enfrentarse a un grave aumento de la delincuencia. Aquellos combatientes que habían participado en la eficaz táctica militar de las guerrillas, incapaces de integrarse en una sociedad nueva e inestable, hicieron del bandidaje su estilo de vida, hasta el punto de que los malhechores se habían adueñado de los caminos de España. Ante esta situación, el duque de Ahumada fue designado para la organización de un nuevo cuerpo de seguridad pública: la Guardia Civil.

Con el apoyo visual de más de setecientas imágenes de gran calidad, incluyendo gráficos, organigramas y mapas, esta obra de carácter divulgativo refleja de forma concisa, pero completa y rigurosa, los orígenes e historia de la Institución, su organización, uniformes, armamento, material, modelo de carrera y, por supuesto, todas las Especialidades, sin descuidar de qué manera ha evolucionado en aspectos como la seguridad ciudadana, la lucha contra la delincuencia, el terrorismo o la proyección exterior de un Cuerpo siempre joven y en permanente evolución.

La Conjura de Siboney

Eduardo Martínez Viqueira

De Librum Tremens Editores. Madrid, 2010. 483 págs.

ISBN: 978-84-15074-06-9

Ambientada en el período de la Guerra Grande de Cuba (1868-1878), La conjura de Siboney narra las peripecias del teniente Castillo, destinado a aquella isla caribeña en 1874 para ponerse al frente de una sección de la Guardia Civil en Puerto Príncipe (hoy Camagüey). Con el telón de fondo de las intervenciones armadas en que toma parte contra las partidas de mambises y bandoleros, ante el lector se va presentando, con vivo realismo y un extraordinario manejo de la documentación, el ambiente que el joven oficial se encuentra a su llegada a Cuba, agotada por una larga guerra: las ciudades con decadente sabor colonial, la variopinta población, los combates en la manigua o la situación de un ejército aquejado de mil carencias y acosado por las enfermedades tropicales. Más tarde, el protagonista es ascendido a capitán. Gracias al prestigio granjeado durante la campaña, es enviado en comisión de servicio a Sancti Spíritus al mando de un pequeño equipo de colaboradores. Allí investigarán una extraña trama que ha provocado el asesinato de varios hacendados cubanos que estaban dispuestos a terminar con el esclavismo concediendo la libertad a sus trabajadores negros. Las sociedades secretas de los ñáñigos, las logias masónicas que comenzaban a proliferar y los propios grupos insurgentes pasarán a estar en el punto de mira de los investigadores. El lector de encontrará ahora frente al ambiente de opulencia todavía existente en las grandes haciendas del Valle de los Ingenios y el contraste con la dura vida que arrastran los esclavos de los bateyes; los contactos de los rebeldes en el exilio de Cayo Hueso y las remesas clandestinas de armas o las labores de espionaje en Nueva York. Pero también las controversias políticas de la época, en cierto modo reflejo de las de la Península, y la hipocresía de una sociedad en la que hay mucho de doble moral.

Incluimos a continuación algunos de los mensajes que circulan por Internet con opiniones de los lectores:

«La novela es de las que te enganchan de principio a fin. La recreación histórica es muy buena, hasta el punto de que no sabes donde termina el dato histórico riguroso y dónde empieza la ficción. De lo mejor que he leído últimamente y, además, tratando un tema inédito en la narrativa española».

«He leído la novela, y me ha parecido genial. Consigues meterte con facilidad en aquel ambiente que recrea magistralmente la obra, tanto las escenas de guerra como las que se desarrollan en la búsqueda de los malhechores, las investigaciones que llevan a cabo, la persecución en pleno Nueva York… Todo genial, y con un final trepidante. Muy recomendable».

Sartine y la guerra de los guaraníes

SARTINE Y LA GUERRA DE LOS GUARANIES: HOMBRE DE MAR, INTENDENTE DEL REY II
Juan Granados.

Editorial EDHASA, Barcelona, 2010.
ISBN: 9788435061681

Sinopsis.-

Nicolás Sartine, uno de los personajes más entrañables, divertidos y convincentes que ha dado la narrativa histórica española en los últimos años, se enfrenta en esta ocasión a enemigos desconocidos en el Nuevo Mundo. El Marqués de la Ensenada, secretario principal del rey Fernando VI y patrón de Sartine, le encarga a él y a sus hombres una misión ciertamente delicada: tantear el terreno en las colonias jesuitas de Paraguay, antes de que entre en vigor el Tratado de 1750 que establece nuevos límites de dominación y los portugueses empiecen a hurgar en asuntos un poco turbios. La legendaria historia del enigmático rey Nicolás, una delirante investigación destinada a reproducir el Templo de Salomón, la utopía jesuítica en Paraguay y, cómo no, una mujer de bandera, se cruzan en el camino de Sartine, que sin embargo sabrá afrontarlos con la cabeza alta y el gesto socarrón que le ha hecho célebre.

            Sin duda, muy buenos ingredientes. Excepcionales mimbres con los que Juan Granados, consagrado como gran escritor de novela histórica con la primera aventura de su personaje –Sartine y el Caballero del Punto Fijo (EDHASA, 2003)- y, más tarde, con El Gran Capitán (EDHASA, 2006), construye de nuevo una gran historia de aventuras en la que confluyen la apabullante documentación del historiador especialista en la intendencia real dieciochesca con la maestría del buen narrador que sabe dibujar personajes muy creíbles, que cobran nueva vida a cada escena. Imaginándonos a Nicolás Sartine, su fiel colaborador Felipe O’Conry, Ceulemans, los jesuitas Nusdoffer y Charlevoix o el peculiar Cosme Ávalos, en ningún momento tiene uno la sensación de estar tratando con personajes actuales forzados a meterse en una trama de varios siglos atrás, sino que cada uno parece haber nacido para cumplir su papel en esta interesantísima y divertida historia inmersa, como dice su autor, en el paisaje de la América Virreinal borbónica. La Colonia del Sacramento, variopinto enclave de piratas y contrabandistas, y las míticas reducciones jesuíticas del Paraguay, serán los escenarios escogidos… amén de otros que no queremos desvelar al lector. Preferimos que desentrañe por sí mismo la historia con la agradable lectura de esta buena novela. Además, su final prefigura y hace ansiar la publicación de la nueva aventura de Sartine, sin duda cocinándose ya en los afamados fogones literarios de Juan Granados.

Niñatos… y niñatos

Isla-CristinaMe pasan esta carta de Monseñor Agrelo, Arzobispo de Tánger (Marruecos), en relación con las recientes violaciones de dos niñas por parte de sendos grupos de menores. Describe la verdad de forma descarnada pero incontestable. Esa es la cruda realidad de esta sociedad hipócrita, torpe y ciega para reconocer el monstruo que está creando. Don Santiago Agrelo se lo cuenta mejor: 

Supongo que mucha gente se sentiría más a gusto si de los agresores de Baena y de Isla Cristina –trece violadores para dos niñas- se pudiese decir que son ‘rumanos’, ‘gitanos’, ‘negros’, ‘hijos de familias desestructuradas’, ‘jóvenes procedentes de ambientes marginales’, ‘drogadictos’, ‘sudakas’, ‘moros’ o ‘curas’. Dado que esos no estaban allí para cargar con el escarnio, había que señalar otra categoría de perfil despreciable, y nos pareció apropiada la de “niñatos”, neologismo que parece definir niños viciados, depravados, perdidos, practicantes precoces de “violencia de género”. Al llamarles «niñatos», hemos bosquejado la imagen de unos chicos que nada tienen que ver con nosotros, y que, siendo lo que son, no es tan inexplicable que hayan podido hacer lo que han hecho.

Inventamos palabras para ausentarnos de lo que no nos gusta y negar lo que nos supera, pero la realidad es que estamos hablando de adolescentes a quienes entre todos hicimos a nuestra imagen y semejanza. Huiremos, pero no dejaremos de ser el árbol en que han madurado esos frutos amargos. Por mucho que lo intentemos, no podemos olvidar que esos trece muchachos han aprendido de nosotros a jugar con el sexo, a despreciar la ternura, a ignorar la compasión, a vejar la dignidad del otro, a profanar sus lágrimas, a idolatrar el poder, a humillar a los indefensos. En la hora de las promesas engañosas, a todos prometimos libertad sin fronteras: “Deja de preocuparte. Disfruta de la vida”. Ahora, en la hora de la verdad, sólo les ofrecemos la cárcel.

Hay niñatos y niñatos. El del diccionario es un “ternero que se encuentra en el vientre de una vaca muerta”. Mucho me temo que para éste, nuestra sociedad reclamaría atención y cuidados más cuerdos de los que parece dispuesta a exigir para sus propios hijos.

+ Fr. Santiago Agrelo

Arzobispo de Tánger

 

Sacramentos laicos

3373042283_4cfc396114_mEl nuevo ídolo o más de lo mismo

Los enemigos de la religión han advertido que en el ser humano existe una vocación constitutiva hacia la trascendencia, han advertido que la fe forma parte indisoluble de la naturaleza humana y que, por lo tanto, cualquier intento de extirparla de la naturaleza humana es empresa inviable. De modo que han variado su modus operandi, confirmando aquel aserto de Belloc que nos advertía sobre las nuevas herejías, que no se dedican a negar tal o cual dogma, sino a falsificarlos todos. Ya no se trata de negar la religión, sino de crear sucedáneos que ocupen el sitio de la religión, adulterando sus dogmas y usurpando sus ritos. No es, desde luego, una estrategia nueva: idolatrías que se proponen o imponen como remedos de la religión las ha habido a porrillo, desde el Leviatán hobbesiano hasta aquel ridículo culto a Clotilde de Vaux que se inventó el pobrecito Comte. Por supuesto, el fin de todos estas idolatrías acaba siendo siempre es el mismo, pues allá donde se sustituye a Dios por un idolillo acaban creciéndole al idolillo cuernos y rabo; y como la querencia sobrenatural del ser humano es irrefrenable, allá donde lo divino es escamoteado acaba colándose de rondón y después paseándose como Pedro por su casa lo demoníaco. Así ha sido siempre y así seguirá siendo, hasta el Fin de los Tiempos.

        En esta fase de la Historia el idolillo con el que se pretende falsificar la religión es la Democracia, que ha dejado de ser una forma de gobierno (muy plausible, cuando no degenera en demagogia) para convertirse en una especie de Sustancia Inefable que los politiquillos y sus corifeos nombran con obstinación de maniáticos en sus discursos o pedriscos de consignas, venga o no venga a cuento. Ahora estamos en un momento en que la gente empieza a creer que sin Nuestra Señora la Democracia nada existiría, ni siquiera la vida sobre el planeta; y que si los hombres tenemos derecho a existir es porque Nuestra Señora la Democracia nos lo reconoce (aunque cada vez imponga condiciones más estrictas). En este sentido debe interpretarse esa ceremonia o aquelarre que organizaron en el Ayuntamiento de Madrid, a imitación de un bautizo, en el que se pretendió representar la «acogida a la ciudadanía» de un niño. Puesto que la inscripción en el Registro Civil identifica al recién nacido, le reconoce una filiación y le brinda una nacionalidad, ¿a qué se referían los oficiantes de la ceremonia o aquelarre cuando hablaban de «acogida a la ciudadanía»?

Eliminar lo trascendente

Se referían a una falsificación religiosa, oficiada ante el idolillo de la Democracia. La inscripción en un registro es un mero acto administrativo que no pretende falsificar un sacramento; pero la mera inscripción en un registro no colma los anhelos más profundos de los hombres, que son siempre de naturaleza religiosa (y no olvidemos que la fe religiosa tiene una vocación vertical, ascendente, pero también una vocación horizontal, comunitaria). Para colmar fraudulentamente esos anhelos no satisfechos, se inventan pacotillas seudorreligiosas de la más variada laya: empezaron rellenando la frialdad de las bodas civiles con lecturas grotescas de El Cantar de los cantares y homilías municipales y espesas que hubiesen ruborizado a fray Gerundio de Campazas, siguen con esta parodia de los bautizos laicos y terminarán instituyendo primeras comuniones laicas, confirmaciones laicas, hasta extremaunciones laicas donde los moribundos reciban, a modo de viático eutanásico, una sobredosis de morfina. La entronización de los sacramentos laicos planteará, sin embargo, pavorosos conflictos de competencias entre Estado, Autonomías y Ayuntamientos, que juntos forman la mal avenida Trinidad Democrática. En evitación de tales conflictos, debería constituirse con urgencia un Alto Comisionado de Sacramentos Laicos.

FUENTE: Juan Manuel de Prada en ABC.

Renovación de la consagración de España al Corazón de Jesús

El próximo 21 de junio, domingo, España va a renovar su consagración al Sagrado Corazón de Jesús, festividad que se celebra, este año, el viernes, 19. El acto tendrá lugar, con una celebración eucarística, en el Cerro de los Ángeles de Madrid; el mismo lugar en que, 90 años atrás, S. M. Alfonso XIII pronunciase la consagración de España en presencia de la jerarquía de la Iglesia.

Que el Corazón de Jesús reine en España y en nuestros corazones por siempre.